El viernes pasado mi novio, que se llama Len, llegó de Bélgica a Alicante para pasar el fin de semana conmigo. Como siempre, el vuelo tenía retraso. El avión salió a las 22h15 en vez de a las 21h30. Fui al aeropuerto para esperar a él. Hannelore, mi compañera de piso, me acompañaba porque sus padres también llegaron esta noche. No hicimos mucho este fin de semana. Era más bien un fin de semana para relajar. El sábado fuimos a las tiendas de ropa y por la noche comimos un plato riquísimo en un restaurante muy cómodo. El domingo comenzó con mucha lluvia, que, afortunadamente, se acabó después de nuestro desayuno. Como ya no llovía, fuimos a la playa para sentarnos en la arena y disfrutar del sol y el ruído del mar. Además, bebimos una copa de vino en una terraza y por la noche cocinamos en casa. El fin de semana pasó muy rápido, pero dentro de 10 días ya regresa a Alicante y mañana mi hermana llega. De esa manera ella también puede ver cómo vivo aquí.
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